domingo, 7 de marzo de 2010

CONTANDO POR TIERRAS VASCAS


Me sentí como en casa, respiré hogar.
Estuve rodeada un verde intenso, de un aire lleno de aromas, rodeada de silencios y a la vez, de sonidos casi olvidados pero sobre todo, estuve rodeada de buena gente.
Regresé con los ojos, los oídos y el corazón llenos.
Me traje de vuelta conmigo, metido muy dentro un montón de miradas cómplices, cariño, agradecimientos, emociones compartidas, risas y sonrisas, suspiros, abrazos y besos, me traje un enorme montón de gratos momentos.
Gracias al cocinero, al pequeño contador de chistes, a los taxistas, a la maravillosa escuela de Antzuola, a los compañeros de viaje, a todo ese público que escuchó con tanto respeto, entrega y generosidad cada cuento.
Gracias Virginia por el regalazo.

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