A veces, las personas escondemos cosas.
Hay quien esconde su cartera, su diario secreto y los secretos en su diario.
Hay quien esconde un amuleto, una carta de amor, un recuerdo...
Hay quien esconde una manía, algún miedo e incluso una obsesión.
Cuando era pequeña, yo escondía mi hucha. No lo hacía por temor a que me quitasen el dinero, sino por temor a cogerlo yo misma y no lograr ahorrar lo suficiente para comprarme aquello que deseaba. Lo malo es que la escondía tan bien, que luego era incapaz de encontrarla y tenía que hacerme con otra. Llegue a reunir doce huchas, y es posible que aún permanezca alguna escondida en cualquier parte.
Hay personas que esconden muchas cosas, pero hay cosas que no deben esconderse, a fin de que el mundo entero las disfrute.
Anoche, mi amiga Silvia, sacó una voz maravillosa de su escondite.
Fue un placer escucharte. Gracias Silvia
Hay quien esconde su cartera, su diario secreto y los secretos en su diario.
Hay quien esconde un amuleto, una carta de amor, un recuerdo...
Hay quien esconde una manía, algún miedo e incluso una obsesión.
Cuando era pequeña, yo escondía mi hucha. No lo hacía por temor a que me quitasen el dinero, sino por temor a cogerlo yo misma y no lograr ahorrar lo suficiente para comprarme aquello que deseaba. Lo malo es que la escondía tan bien, que luego era incapaz de encontrarla y tenía que hacerme con otra. Llegue a reunir doce huchas, y es posible que aún permanezca alguna escondida en cualquier parte.
Hay personas que esconden muchas cosas, pero hay cosas que no deben esconderse, a fin de que el mundo entero las disfrute.
Anoche, mi amiga Silvia, sacó una voz maravillosa de su escondite.
Fue un placer escucharte. Gracias Silvia